LA RECONSTRUCCIÓN
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LA RECONSTRUCCIÓN

1952/1967

 La televisión inició su andadura en la década de los 50, y fue en los 60 cuando experimentó un crecimiento espectacular. Cuando se inauguró oficialmente en 1956, un aparato de televisión costaba 32.000 pesetas, y había solo un millar funcionando en Madrid. Las grabaciones realizadas por el NO-DO y noticias compradas a la CBS o United Press configuraban el grueso del contenido de dichos informativos. En paralelo, la televisión reflejaba y amplificaba los grandes acontecimientos mundiales de la época. Los discursos y la trágica muerte de John F. Kennedy conmocionaron a los televidentes, mientras que las imágenes de la Guerra de Vietnam mostraban la crudeza del conflicto a nivel global. La Guerra Fría mantenía al mundo en vilo, y los Beatles revolucionaban la música y la cultura pop. Los grandes periódicos empezaron a dedicar columnas a la programación televisiva. Por su parte, la industria calibró pronto el enorme impacto publicitario del medio, que, igual que la radio o la prensa de información general, llegaba a públicos amplios, indiscriminados, heterogéneos y masificados. El público de la televisión era una colectividad característica de la sociedad moderna.
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Portada Diari Barcelona, 1953

 Los años 50 fueron en España un período de apertura y dinamismo de la prensa técnica. Si bien se habían superado los desafíos de la posguerra, aún no se había ingresado plenamente en la etapa que posteriormente se conocería como el período de desarrollo, cuya máxima expresión sería el Plan de Estabilización de 1959.

 Desde una perspectiva editorial, las condiciones económicas aún no daban paso a un período de expansión, aunque el ambiente cultural mostraba signos más favorables: la ruptura de la incomunicación con el extranjero permitía que el país se volviera permeable a las noticias y técnicas innovadoras. Durante la década de los 50 se crearon numerosas revistas de índole profesional, evidenciando una creciente apertura y dinamismo en el panorama editorial.

 Son frecuentes en esta etapa emprendedores que no actúan con una vocación específica editorial, sino de cubrir las necesidades de información y comunicación de sectores en auge. El perfil de negocio iniciado por un empresario individual, apoyado por su círculo familiar directo, era habitual en estos años y en sectores muy dispares entre sí (automoción, industria química, siderurgia, alimentación, etc).

 Después de participar en el X Congreso en París en 1950, Teodoro Colomina y sus colaboradores en España iniciaron las gestiones para reorganizar la Asociación Española de Prensa Técnica y Profesional (AEPTP). Sin embargo, no fue hasta mediados de junio de 1952 cuando presentaron un proyecto de estatutos para su aprobación por parte de las autoridades. Se volvía a la denominación primitiva de “Asociación Española de la Prensa Técnica”, suprimiendo el término “Profesional” que había sido añadido en 1932 y que estaba en uso cuando estalló la guerra en 1936.

 El domicilio quedó establecido en el número 50 del Paseo de Gracia de Barcelona, donde también tenían su domicilio las revistas de Teodoro Colomina, en los locales de la Asociación Técnica Española de Estudios Metalúrgicos (ATEEM). De los 17 directivos designados, únicamente seis eran figuras históricas provenientes de la Junta de 1936, y no todos compartían la misma vinculación con las revistas de la preguerra.

 El 11 de enero de 1953, el “Diario de Barcelona” publicó una nota bajo el título “Renace una antigua Asociación”. Oficialmente, fue confirmado el 15 de enero de 1953, fecha en la que los directivos asumieron sus cargos y se llevó a cabo la primera sesión regular. Durante esta reunión se acordó recaudar las cuotas correspondientes a los años 1952 y 1953 de manera conjunta, con el propósito de crear un fondo inicial que posibilitara el inicio de las actividades de la asociación. Según el registro de asociados, en ese momento constaban 25 revistas inscritas, principalmente pertenecientes a los directivos y algunas más. A finales de ese mismo año, la cifra ya era de 33.

 En enero de 1954, se celebró una asamblea general ordinaria, en la que participaron 48 revistas afiliadas. Durante el año anterior se había planteado la iniciativa de crear un carné de prensa, y en este año casi todos los asociados ya contaban con dicho documento.

 

La prensa técnica como locomotora del cambio y la innovación en los años 60

 Durante la década de los 60 la economía española experimentó un crecimiento sin precedentes, y el sector industrial era el motor principal de este progreso. Lo reflejan los títulos en materia de industria eléctrica y electrónica, tecnología y automatización, siderurgia, metalurgia, automóvil, entre otros. A medida que la mejora en la producción propició la bajada de los precios y favoreció las exportaciones. La agricultura también se modernizó, aumentando las cabeceras del sector agrícola. Simultáneamente, el sector terciario experimentó un avance considerable gracias al desarrollo del turismo, sector en el que también surgieron nuevas revistas.

 El aumento de la riqueza y de la renta dio lugar a cambios sociales y culturales, transformando hábitos, generando actitudes nuevas y dando origen a nuevas necesidades. Se constata en publicaciones de hogar y estilo de vida surgidas en los 60 relacionadas con nuevas tendencias. La prensa especializada evolucionó ante estos cambios, asumiendo el papel de difusora de conocimientos en áreas técnicas antes desconocidas y, en ocasiones, desempeñando un papel pionero o impulsor en algunos sectores. De suma importancia son las publicaciones médicas de esta década y de la siguiente, con títulos como “Jano”, “Noticias Médicas” u “Hospital General”.

 En líneas generales, el crecimiento de la prensa técnica estuvo directamente ligado al desarrollo y la diversificación del ámbito económico y profesional al que estaba íntimamente relacionado. En resumen, en los años 60 aparecieron en España numerosas revistas técnicas o de naturaleza técnica, evidenciando la necesidad de documentar y comunicar los avances y especializaciones que caracterizaban a este dinámico entorno económico, profesional, social y cultural.

 Desde la perspectiva empresarial, en las décadas de los 50 y 60 emergieron revistas pertenecientes a editoriales privadas, con lo que se redujo la relevancia de las de origen semioficial o corporativo. Simultáneamente, se establecieron colaboraciones en varios casos con revistas extranjeras, lo que facilitó el intercambio de documentación y conocimiento.

 A medida que la economía española ganaba mayor proyección internacional, la arraigada conexión cultural con América también canalizó una creciente influencia tecnológica e industrial. Para algunos sectores, los años sesenta marcaron el inicio de la apertura, o en ciertos casos la recuperación, del mercado lector americano. Aunque la comunión idiomática suponía una ventaja, la prensa técnica española aún no había aprovechado todo su potencial.

600 Barcelona

 

Año de fundación Revistas
1952 El Óptico Profesional (Barcelona) • Construc (Barcelona) • Potencialidad de la Industria Textil (Barcelona) • Avicultura y Ganadería (Madrid) • La Mesta (Madrid) • Arte Fotográfico (Madrid) • Ingeniería (Madrid) • Radiovisión (Madrid) • Técnica Industrial (Madrid) • Caduceo (Madrid) • Avigán (Valencia)
1953 Vivir (Barcelona) • Granja (Madrid) • Embalajes (Madrid) • Química e Industria (Madrid) • Baluarte Médico (Madrid) • Hogar y Arquitectura (Madrid)
1954 Glosa (Barcelona) • Nuestro Tiempo (Pamplona) • Fundición (Madrid) • Madera y Corcho (Madrid) • Técnica e Invención (Madrid)
1955 Materiales, Maquinaria y Métodos para la Construcción (Barcelona) • El Viaje (Barcelona) • Fomento Social (Madrid) • Energía Nuclear (Madrid) • Transistor (Madrid) • Economía Internacional (Madrid)
1956 Cuadernos de Arquitectura y Urbanismo (Barcelona) • Técnica Textil Internacional (Barcelona) • Señor (Barcelona) • La Cosecha (Sevilla)
1957 La Hora XXV (Barcelona) • Química (Barcelona) • Pinturas y Acabados Industriales (Barcelona) • Arte y Cemento (Bilbao) • Tesón (Oviedo)
1958 Amenidades (Barcelona) • Medicamentos de Actualidad (Barcelona) • T.A. (Madrid) • Actualidad Económica (Madrid)
1959 Técnica Mecánica (Barcelona) • Informaciones Psiquiátricas (Sant Boi de Llobregat) • Lecciones de Cátedra después Lecciones Médicas (Barcelona) • I.D.E. (Madrid) • El Financiero (Madrid) • Apoteka (Madrid)

 

La AEPT se abre a las revistas dirigidas al consumidor

Sábado gráfico Gaceta ilustrada Blanco y negro

 En 1962, con la llegada de Raúl Mir Ragué a la secretaría general, se generó una nueva orientación, admitiendo en el seno de la asociación revistas periódicas no técnicas. La AEPT incorporó publicaciones como “Gaceta Ilustrada”, “Sábado Gráfico” o “Blanco y Negro”, entre otras. Esta inclusión no solo supuso una transformación en la composición de la Asociación, sino que también generó un impulso económico importante.

Emblema de la AEPT en los años 50.
Emblema de la AEPT en los años 50.
Emblema de la APP 50 Aniversario.
Emblema de la APP 50 Aniversario.

 En 1965, al mismo tiempo que se reformaban los estatutos para ajustar la entidad a la nueva Ley de Asociaciones, se introdujo el término “Periódica” en la denominación, transformándose así en la Asociación Española de la Prensa Técnica y Periódica (AEPTP), que recogía de este modo en la denominación esta apertura a las publicaciones periódicas dirigidas al consumidor final.

 Durante estos años se fueron incorporando paulatinamente a la Asociación cerca de 70 revistas no técnicas. Cabe destacar el año 1966 en el que en pocos meses se unieron importantes publicaciones de la época como «Garbo», “Triunfo”, “Hola”, “Semana”, “Diez Minutos”, “La Actualidad Española”, “Destino”, “Dígame”, “Ama”, “SP”, “7 Fechas”, “Telva” o “Fotogramas”.

 En este contexto, la entrada de las revistas de información en la AEPTP podría haber supuesto una revitalización de la Asociación, pero participaron poco en las actividades sociales y no entraron en la dirección de la entidad.

 De todos modos, desde la FIPP no se veía con buenos ojos esta apertura de la AEPTP a las revistas de información, ya que en 1967 la Asociación recibió varias cartas de la Federación Internacional proponiendo la creación de dos asociaciones españolas: una para la prensa técnica, que continuaría siendo la AEPTP, y otra para la prensa periódica no técnica.

 En 1968 se cerró esta etapa con la decisión del nuevo presidente de la Asociación, López del Arco, de que la Asociación volviera a ser únicamente de revistas técnicas y profesionales. A pesar de ello muchas de las revistas de información general permanecieron en la Asociación hasta que en 1977 se creó ARI, la Asociación de Revistas de Información, que sigue aglutinando en la actualidad a las revistas de información españolas.

Revista Fotogramas Revista Destino Revista Semana Revista Hola Revista Garbo Revista Triunfo

 

Las revistas al consumidor ganan peso en la federación internacional

 El desarrollo económico de los años 60 en España y la transformación de la sociedad de ese momento propició el crecimiento de las revistas de información general. A nivel internacional este proceso ya se había iniciado antes. Prueba de ello es la eliminación, durante el XI Congreso Internacional celebrado en Bruselas en 1953, de la palabra “Técnica” en la denominación de la organización, que pasó a llamarse Federación Internacional de la Prensa Periódica (FIPP). Esto determinaría un giro gradual hacia los desafíos de las grandes revistas generales, que iría distanciando los campos de interés entre la Federación y la Sección Española. Se introdujo la figura de un presidente de la Federación, con posibilidad de ser reelegido, y un presidente para cada Congreso, que sería el representante de la sección nacional organizadora. Esta medida implicó que la cúpula de la organización ya no sería itinerante entre países según el calendario de los Congresos, una tradición que se mantenía desde 1925.

 A partir de octubre de 1953, la sede social de la FIPP quedó establecida en el “Cercle de la Librairie” del Boulevard St. Germain, donde ya había tenido su ubicación en los primeros años. Desde 1952, la FIPP publicaba boletines en cuatro idiomas, incluido el español, aunque a partir de 1957 se limitarían al francés y al inglés.

XI Congreso Internacional celebrado en Bruselas en 1953.
XI Congreso Internacional celebrado en Bruselas en 1953.
Emblema de la FIPP en su segunda epoca (años 50).
Emblema de la FIPP en su segunda epoca (años 50).
Emblema de la FIPP adoptado al final de los años 60.
Emblema de la FIPP adoptado al final de los años 60.

 En línea con este cambio de tendencia, el programa del Congreso Internacional de la FIPP de 1966 estaba dirigido casi en su totalidad a las inquietudes de la prensa periódica no técnica. Basten algunos ejemplos de los temas abordados en el Congreso para constatarlo: “La TV en color; la revista en color”, “Estudio de las posibilidades de una campaña colectiva para la Prensa Periódica”, “Las posibilidades de utilizar los medios audiovisuales para la Prensa Periódica”.

 En los años 60 se hicieron más explícitas en la FIPP las tensiones entre dos sectores enfrentados: por un lado, los socios fundadores que representaban básicamente a la Prensa Técnica de naciones como Francia, España, Italia y otros países europeos y, de otro, los representantes de la Prensa Periódica de carácter informativo fundamentalmente de Estados Unidos y Gran Bretaña que era más numerosa, más fuerte económicamente y que en 1968 ostentaba la presidencia. Como consecuencia de este importante peso de las revistas de información general anglosajonas, en 1968 la sede de la FIPP se trasladó de París a Londres, ubicación que se mantiene en la actualidad.

 

 

El despegue de la publicidad

 Los años 60 fueron la década de oro de la publicidad en España, en la que se cimentaron los pilares del sector tal como lo conocemos en la actualidad. El despegue vino propiciado por la entrada en el gobierno de los tecnócratas y por el inicio del desarrollo económico en el país. El Plan de Estabilización de 1959 permitió que España experimentara su llamado “milagro económico”. El crecimiento económico y la entrada de capital extranjero dieron lugar a una mayor demanda de publicidad. Las agencias existentes crecieron y se crearon otras nuevas.

 En estos años no existía política publicitaria para las revistas técnicas por parte de las empresas anunciantes. Y dentro de las propias agencias, a la publicidad técnica el jefe de medios la consignaba en el presupuesto como “publicidad atípica”.

 Los editores, ante el desconocimiento de las agencias de la realidad de la prensa técnica, acudían directamente al anunciante. Por su parte, las agencias argumentaban que su desconocimiento obedecía a la falta de información facilitada por el propio medio.

 El desconocimiento de las revistas técnicas por parte de las agencias radicaba en la complejidad de seleccionar entre una gran variedad de títulos y su adscripción a las áreas temáticas o de contenido. Además, aparte de la falta de clarificación del panorama de las publicaciones técnicas, las agencias de publicidad ignoraban en muchas ocasiones a la prensa técnica. La desatendían, según los editores, porque no les era rentable.

 

Nace la Oficina de Justificación de la Difusión (OJD) en 1964

 A principios de los años 60 se carecía en España de fuentes fidedignas de información acerca de las tiradas de las publicaciones. El antecedente inmediato a la creación de la Oficina de Justificación de la Difusión (OJD) fue la realización del “Estudio sobre los medios de comunicación de masas en España”, que en 1964 ofrecíó cifras de tirada independientes de los editores.

 La OJD se fundó en 1964 con la finalidad de supervisar y controlar la tirada y la difusión de diarios y revistas impresos en España. En 2004, la denominación de la sociedad pasó a ser Información y Control de Publicaciones (Introl).

 En mayo de 1965, tras su fundación, la OJD llevó a cabo los primeros controles de la difusión de la prensa española, que se publicaron en el primer Boletín de la OJD. Durante ese primer año de publicación de los boletines, la OJD certificó mensualmente la difusión de 18 diarios, 33 revistas y 2 publicaciones técnico/profesionales. Una década más tarde, esta cifra se cuadruplicaría, abarcando la certificación de 70 diarios, 86 revistas y 34 publicaciones técnico/profesionales.

 

Garbo fue la primera revista española en someterse al control de la OJD en 1964.
Garbo fue la primera revista española en someterse al control de la OJD en 1964.

Tirada vs calidad de las revistas técnicas

 Para las agencias, los controles de la difusión por parte de la OJD eran fundamentales a los efectos de verificar la tirada de los diarios y las revistas. El primer interrogante que el jefe de publicidad planteaba al representante de un medio tenía que ver con su tirada. A continuación, para corroborar la veracidad de la respuesta, preguntaba si estaba controlado por la OJD.

 La labor de la OJD en la verificación de la tirada y difusión de los diarios y revistas impresos era crucial en el ámbito publicitario. Sin embargo, las voces de los editores de la prensa técnica expresaban su preocupación por el enfoque exclusivamente cuantitativo, que consideraban válido fundamentalmente para los medios de información general, pero no para la prensa técnica. Los editores señalaban la necesidad de disponer de métodos de análisis cuantitativos y cualitativos acerca de la difusión para una adecuada promoción de las publicaciones técnicas como medio publicitario.

 Los editores de prensa técnica defendían el papel de estas publicaciones como soporte publicitario por varias razones. En primer lugar, porque estaban dirigidas a audiencias específicas dentro de sectores particulares, y también porque garantizaban que los anuncios llegaran a un público altamente relevante y receptivo. Algunos editores de prensa técnica incluso consideraban la publicidad como un género informativo en sí mismo.

 Las revistas técnicas, al ser consideradas fuentes de información creíble y de confianza, permiten, en tanto que medio publicitario, asociar las marcas a la reputación y credibilidad de la publicación, lo que aumenta la confianza de los lectores en los productos y servicios.

 En comparación con la publicidad en medios generalistas, los anunciantes tienen en la prensa técnica una mayor oportunidad de destacar y captar la atención de los lectores sin el ruido de fondo de una gran cantidad de anuncios de diferentes sectores.

 Igualmente, la vida de estas publicaciones, al ser más larga (los lectores a menudo conservan como referencia o para futuras consultas), permite que los anuncios sigan siendo vistos y recordados mucho después de su publicación inicial.

 

La Ley Fraga y la evolución de las revistas técnicas

 La Ley Fraga eximía a las revistas técnicas de la obligación de contar con un director periodista. Sin embargo, las discriminaciones para este tipo de prensa se manifestarían en otras áreas, como la postal, las subvenciones y los créditos, así como en la adquisición de papel prensa, entre otras. Una innovación crucial era la introducción de la figura de la “Empresa Periodística” como entidad con personalidad jurídica, en lugar de centrarse exclusivamente en la publicación en sí. Este cambio tendría repercusiones en los aspectos reglamentarios de la Asociación, que desde 1925 había sido concebida como una “sociedad de revistas”, adaptando su sistema de afiliación a este nuevo enfoque.

Ley de Prensa e Imprenta Reglamento del Depósito Legal de Obras Impresas Periódico Ley Fraga Libro Ley Fraga Ley Fraga Codorniz

 

La Asociación se ve obligada a vincularse al Sindicato Vertical

 Desde los inicios de la dictadura franquista hasta 1977 la Organización Sindical Española, conocida comúnmente como el Sindicato Vertical, era la única organización de obreros y patronos que existía en España. Todos los trabajadores y empresarios estaban obligados por ley a estar afiliados al Sindicato, mientras que otras organizaciones sindicales anteriores como la CNT o la UGT, estaban prohibidas y operaban en la clandestinidad.

 En este contexto, después de la Guerra Civil la AEPTP estuvo operando sin unirse explícitamente al Sindicato Vertical, aunque siempre estuvo bajo su vigilancia y levantando suspicacias por el hecho de tener la sede en Barcelona. En palabras de Germán Martínez de Llanuces, director y redactor del libro ’50 años de Prensa Técnica’, la Asociación “tenía también que dejar de ser, a los ojos de Madrid, la manía fija de un grupo de catalanes”.

 De todos modos, al hablar de integración en el Sindicato se trata de la AEPTP como entidad, ya que las revistas individualmente ya pertenecían todas, puesto que la afiliación sindical era obligatoria, general y automática.

 En 1966, la AEPTP solicitó oficialmente al Sindicato de Prensa, Radio, Televisión y Publicidad su reconocimiento, preservando la autonomía en su funcionamiento. Como respuesta, el Sindicato propuso una integración mutua. Esto quería decir que todas las publicaciones del grupo se incorporarían a la Asociación, y la Asociación, de manera corporativa, se uniría al grupo. Esta propuesta podría interpretarse como una posible absorción de la AEPTP por parte del Grupo Sindical. Así, afloraron reservas en la Junta Directiva de la AEPTP y se acordó que “en su momento se decidirá cómo se deberá proceder para nuestra inclusión en sindicatos”.

 Durante este año la AEPTP tuvo que renunciar a organizar en España el XVI Congreso Internacional tal como se había acordado con la Federación Internacional, debido a la falta de apoyo del Sindicato y de la Administración, lo cual generó cierta incomodidad a la FIPP, que finalmente organizó a marchas forzadas el Congreso en Venecia en otoño de 1967.

 En los últimos meses del año 1967, los principales directivos de la AEPTP ya habían comprendido que la Asociación se vería abocada a constantes limitaciones si no se vinculaba de manera más comprometida con la Organización Sindical y buscaron fórmulas para que este nexo fuera posible.

 La solución se encontró en 1968 con la incorporación a la AEPTP de José López del Arco, persona muy bien relacionada con el Régimen y que era el presidente del Grupo Nacional de Empresas de Prensa Técnica del Sindicato. López del Arco, que no era asociado, era un editor y empresario del sector publicitario, hijo de Antonio R. López del Arco, quien sí que había formado parte de la Asociación antes de la Guerra Civil, en su calidad de director de la revista «Economía» en Madrid.

 José López del Arco se incorporó a la AEPTP directamente para presidirla, con lo cual la Asociación se vinculó al Sindicato y, por otra parte, la cabeza de la misma se situaba en Madrid, dejando de estar justificada la acusación de ‘excesivo catalanismo’ que se había manifestado, aun cuando el domicilio social siguiera siendo el de Barcelona.

 

Teodoro Colomina, presidente y fundador de la AEPTP, se retira

Teodoro Colomina es nombrado presidente de honor.
Teodoro Colomina es nombrado presidente de honor.

 En febrero de 1967 Teodoro Colomina, presidente y fundador de la AEPTP, que tenía en ese momento 82 años, comunicó su dimisión por razones de edad y salud. La FIPP también anunció la retirada del que había sido su presidente en 1929 y que no había dejado de participar activamente en la vida asociativa internacional, incluso en los peores momentos de aislamiento de la España autárquica.

 El 29 de septiembre de 1967 la AEPTP organizó una cena en honor a Teodoro Colomina, y lo nombró presidente de honor vitalicio. En el Congreso de Venecia, celebrado en octubre, la FIPP le otorgó el título de presidente de honor vitalicio de la Federación. Este reconocimiento, tanto a escala nacional como internacional, resaltó la destacada labor realizada por Teodoro Colomina al servicio de la prensa técnica a lo largo de toda su vida. Teodoro Colomina falleció en 1975 a la edad de 91 años.

 

1967-1968: Pedro Cartanyà conduce la transición

Pedro Cartanyà Aleu, presidente de la AEPTP de 1967 a 1968 (etapa de transición).
Pedro Cartanyà Aleu, presidente de la AEPTP de 1967 a 1968 (etapa de transición).

 En 1967 Pedro Cartanyà Aleu tomó el relevo de Colomina y presidió la Asociación hasta marzo de 1968, fecha en la que López del Arco se incorporó a la AEPTP y fue nombrado presidente.

 Ocupó la vicepresidencia Federico Montagud de Miguel, continuando las responsabilidades que previamente había asumido su padre, Federico Montagud Castellano, trágicamente fallecido en accidente de tráfico en Segovia. Igualmente, Montagud (hijo) era el presidente de la Agrupación de Prensa Técnica en el Sindicato de Prensa, Radio, TV y Publicidad de Barcelona, además de ejercer como vicepresidente a nivel nacional en dicha agrupación.

 Cartanyà aportó un enfoque práctico a las labores internas. Durante su mandato la Junta fue plenamente consciente de su carácter provisional y se dedicó principalmente a una misión de regularización administrativa. Al mismo tiempo trabajaron en la preparación de una renovación integral.

 

Al ritmo de los tiempos
Escaner
La fotocomposición y la fotomecánica

 En el ámbito de las publicaciones técnicas, la introducción de la fotomecánica y la fotocomposición en la década de 1950 representó un avance significativo. Estas tecnologías revolucionaron por completo la forma en que se creaban y diseñaban las publicaciones, haciéndolas más precisas y accesibles que nunca.

 Con la fotomecánica, se pudo incorporar imágenes, gráficos y fotografías de alta calidad, lo que facilitó la explicación de conceptos complejos mediante ilustraciones detalladas y nítidas.

 Por otro lado, la fotocomposición automatizó el proceso de composición de texto e imágenes, lo que agilizó enormemente la producción de contenido técnico. En lugar de depender de procesos manuales, a partir de ese momento ya era posible crear publicaciones con solo pulsar unos pocos botones.

 En resumen, la introducción de la fotomecánica y la fotocomposición permitió mejorar la calidad visual y la accesibilidad de las publicaciones, además de agilizar su producción. Este avance marcó un hito importante en la historia del mundo editorial.

 

 En los años 60 la televisión experimentó un crecimiento espectacular que supuso un poderoso impacto. A pesar de ello, las revistas mantuvieron su modelo de negocio gracias a que su público no era generalista, sino especialmente cualificado y con una influencia derivada precisamente del perfil profesional de sus lectores y suscriptores.

 Esta audiencia específica permitió a las publicaciones técnicas alcanzar mayor personalización y conexión entre emisor y receptor. Esa cercanía también facilitó una comunicación más estrecha entre receptores. A diferencia de los medios masivos, que requerían organizaciones complejas, las revistas técnicas pudieron organizarse de forma más ágil y flexible en términos de producción y distribución, manteniendo su relevancia en este explosivo mercado publicitario dominado por la televisión.

 

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